El natatorio de Olimpo, pequeña historia a cielo abierto

Mario Minervino

mminervino@lanueva.com

Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.

Luego de 70 años, un temporal – el del último 16 de diciembre-- tuvo la fuerza suficiente para levantar varias chapas y afectar la estabilidad de algunas cabreadas de la cubierta del natatorio del club Olimpo, de calle Rodríguez 53.

Hoy ha quedado a cielo abierto y también se ha sacado el agua de la pileta, con lo cual se pueden ver detalles de su revestimiento mientras se aprovecha la situación para realizar algunas reparaciones.

Más allá del impacto que generó esta afectación, ya está en marcha su reconstrucción. Se procedió a retirar las chapas, situación que  generó una escenografía muy llamativa para ese espacio cerrado, donde siempre se advierte una suerte de bruma, producto del agua climatizada.

Un punto positivo es que no resultó afectado el paredón que da sobre calle Rodríguez, construido en 1953 según un diseño del arquitecto Manuel Mayer Méndez. El mismo luce en su parte superior el escudo de la entidad y es una obra que con su estética jerarquiza la cuadra.

Una inauguración a la que hubo que poner paños fríos

El natatorio cumple este año siete décadas, habilitado en febrero de 1954. “Dotado de todo lo más perfecto en la materia, constituye un justificado motivo de orgullo para la institución aurinegra y un reflejo para todo el deporte de la ciudad”, señaló este diario al dar cuenta de terminación.

La obra, se dijo, ponía en evidencia “el espíritu dinámico, emprendedor y progresista” del club, recreando además los componentes que supo tener cuando, entre 1921 y 1942, ocupó la manzana de avenida Alem al 1200, donde hoy se ubican los edificios de la Universidad Nacional del Sur.

Lo singular de la obra era que apuntaba a alentar la práctica de la natación, a las competencias y a formar deportistas en esa disciplina. Por eso el lugar contaba con tribunas, de modo de brindar comodidad a quienes concurrieran al lugar, siendo el primer estadio de la provincia con ese destino.

Este uso quedó graficado con el torneo inaugural, del cual participaron más de 80 nadadores, representando a Tucumán, Catamarca, San Luis, La Rioja, La Pampa, Rosario, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Bahía Blanca, compitiendo en diversas pruebas, desde 1.500 metros estilo libre, 100 metros mariposa, 200 metros espalda, 100 metros pecho y natación sincronizada, todas en categorías masculino como femenino.

Un dato de color de aquella primera jornada es que a poco de comenzar la competencia los jueces verificaron que la temperatura del agua era elevada, superando en 6º los 23º que exigía el reglamento. Con el torneo a punto de colapsar, los dirigentes evaluaron alternativas, hicieron cálculos y encontraron una solución.

En menos de una hora llegaron a la sede camiones de una fábrica local transportando 150 barras de hielo de 15 kilos cada una, las cuales fueron volcadas en el agua.

Los llamativos icebergs se fueron derritiendo y adecuando el agua hasta obtener las condiciones adecuadas. A los pocos minutos comenzó la primera de las competencias, las primeras brazadas de esta historia.

Posdata: en diez días

Las obras de reparación del natatorio están en marcha. No sólo la reparación de todos los daños sino que lo ocurrido ha sido la oportunidad para poner en valor todo el lugar, reparaciones integrales, pintura, adecuaciones. De acuerdo a la dirigencia aurinegra, en un par de semanas el natatorio estará nuevamente operativo. La foto inferior muestra el estado de obras hoy.